La mayoría de nosotros tenemos uno o varios perfiles en redes sociales para uso personal.
Cotilleamos la vida de amigos, conocidos y vecinos, algunos investigamos a personas que nos interesan por cualquier motivo o nos llaman la atención, y muchos recurrimos a ellas para entretenernos, buscar inspiración o seguir a otros perfiles que tratan temas de nuestro interés.
Pero ser usuario de las redes sociales y saber manejarlas en este sentido no nos capacita para llevar los perfiles corporativos de empresas o marcas. Y esto aún no lo tiene claro todo el mundo.
¿Cocinar nos convierte en chefs?
Todavía hay quien delega la labor en colegas, primos o sobrinos, por el simple hecho de que saben utilizarlas, como si ser capaces de hacer instantáneas con el móvil nos convirtiera en fotógrafos profesionales o manejarnos en la cocina nos transformara en chefs.
Poner al cargo de la gestión de las redes sociales a una persona que no tiene una capacitación específica para ello es cometer una gran equivocación y conlleva una pérdida de oportunidades para el negocio.
El social media manager y el community manager son los perfiles profesionales que asumen la tarea de gestionar las redes sociales corporativas de una empresa, y no lo hacen buscando inspiración cada mañana para saber qué publicar ese día. La de redes sociales es una estrategia en sí misma, generalmente alineada con unos objetivos y un plan de marketing definidos previamente.
Pregunta a tu colega, el que lleva tus redes sociales:
- ¿Para qué queremos las redes sociales?
- ¿Cuáles estamos utilizando y por qué?
- ¿Qué objetivo buscamos conseguir con cada una de ellas?
- ¿Con qué estrategia lo vamos a conseguir?
- ¿Cuánto nos están reportando?
- ¿Y el calendario editorial?
Si sus respuestas son claras, coherentes e instantáneas, puede que tu colega no haya sido una mala elección para asumir el papel. Pero si no…
Poner al servicio de una marca el uso de Instagram, Facebook, Youtube, Twitter, Tik Tok o Linkedin, por decir algunas de ellas, no tiene absolutamente nada que ver con utilizarlas a nivel personal, por muchas horas que tu colega les dedique. Eso no quiere decir que tener experiencia en ello no ayude al profesional especializado en ello, pero digamos que esto se le presupone.
Aclarado este punto, ahora vamos a ver todo lo que hay que plantearse antes de ponerse manos a la obra con las redes. Porque no creerás que el trabajo empieza creando los perfiles, colocando un logo y alguna foto, y pinchando en el botón de publicar ¿verdad?
10 errores frecuentes que no puedes permitirte cometer en las redes sociales de tu empresa
Ahora mismo puedes hacer un diagnóstico del estado de tus redes sociales para ver si están funcionando como deberían o si necesitan un cambio.
Revisa estos puntos y mira si tus redes se salvan o no:
1. Poner al cargo a alguien sin conocimientos ni experiencia
No vamos a insistir más, pero eso que crees que ahorras por no contratar a un profesional en realidad lo estás perdiendo por partida doble, o triple.
2. Crear los perfiles y publicar sin ninguna estrategia previa
¿Qué sentido tiene? Publicar por publicar no traerá ningún rendimiento a tu negocio y estará consumiendo tus recursos, aunque creas que te sale gratis porque lo hace tu sobrino o que solo supone un poco de tiempo. Difundir contenidos “sin ton ni son” es tirar el tiempo (y el dinero) a la basura y podría incluso llegar perjudicar tu reputación online.
3. Fijarse solo en el número de seguidores y ‘me gustas’
Es útil ir aumentando el número de seguidores y también que las publicaciones gusten a la gente, pero solo si los seguidores son cualificados, pueden ser potenciales clientes o suscriptores de tu marca o están realmente interesados en tus productos. Tener muchos seguidores que no interactúan contigo no te beneficia y además te penaliza dentro de las redes sociales y te impide llegar a otras personas que sí podrían convertirse en clientes reales por el propio funcionamiento de las redes.
4. Funcionar sin plan ni objetivos
No existe una única fórmula, cada uno debe buscar la suya, pero sin unos objetivos claros a los que responda cada una de las publicaciones que hagas, y sin una estrategia que sirva para alcanzar esos objetivos, tus redes sociales van a la deriva. Y para eso seguramente es mejor no tenerlas. Sí, sí, mejor cerrarlas.
5. No monitorizar ni medir resultados
¿De qué sirve emplear tiempo en las redes sociales si no sabes cuántas personas están llevando a la web de tu marca personal? ¿De qué sirve invertir dinero en ellas si generan ventas de tus productos o servicios? Y ¿cómo puedes saber si estás consiguiendo estos objetivos si no haces mediciones periódicas de todo ello?
El ROI (Return On Investment) es el valor económico generado como resultado de tu actividad en las redes y necesitas conocerlo para saber si lo que estás haciendo con las redes tiene sentido. Además, estos datos sirven para marcarte el camino a seguir.
6. Olvidarse de interactuar
Red social es sinónimo de comunidad y su esencia es la interacción con los seguidores. Es fácil que se nos olvide esta parte, pero conversar es la esencia del social media. Hay que invitar a los seguidores a opinar sobre lo que estamos publicando, conocer sus inquietudes y reacciones, hablar directamente con ellos y responder a sus mensajes es básico para la buena salud de tus perfiles en redes sociales.
No hay nada tan satisfactorio para las personas que sentirse escuchadas, en las redes sociales y en la vida.
7. Hablar solo de uno mismo
Ligado al punto anterior, no conviene utilizar las redes sociales solamente de modo promocional o publicitario. Hablar única y exclusivamente de nuestros productos y servicios, de lo buenos que somos y todos nuestros éxitos, no sirve para crear una comunidad. Para eso está una parte de nuestra web, la publicidad y otro tipo de canales diferentes.
8. No aportar contenido de valor
Si el contenido que publicas en tus redes responde a los intereses de las personas, les ayuda en su negocio, en su trabajo, en sus relaciones personas o en cualquier otro aspecto, conseguirás que mejore su vida, y entonces ellos se sentirán agradecidos, te querrán y volverán a por más. De eso se trata.
9. No seguir una coherencia estética
Otro error de principiante. Es cierto que no todo el público tendrá la misma sensibilidad con respecto a esto, pero necesitas cumplir con unos mínimos. Tus perfiles tienen que tener una apariencia tan cuidada y coherente con tu marca como cualquier otro elemento del negocio. Como la web, las instalaciones, el propio producto o servicio, la atención al cliente…
Trata de que todas las publicaciones sigan unas reglas básicas comunes, que tengan una coherencia estética, un estilo acorde con tu negocio, una corrección en los textos y que siga siempre la misma línea. Que tus perfiles se parezcan a un escaparate y no a un bazar.
10. No trabajar con un calendario editorial
El calendario editorial es el el abecé del community manager, su herramienta básica de trabajo. No utilizarlo te llevará a crear ese bazar del que hablábamos, por no hablar de la pesadilla que supone estar desesperadamente buscando inspiración a última hora para saber qué publicar. Los calendarios de comunicación pueden abarcar más o menos tiempo y estar listos con mayor o menor antelación, pero necesitas trabajar con uno, sí o sí.
Hasta aquí toda la información que necesitas para hacer un repaso de los perfiles sociales de tu marca y tomar las decisiones correctas para evitar desastres.
Pero no te vayas sin preguntarnos las dudas que quizá están ahora rondando tu cabeza o sin compartir con nosotros cuáles han sido tus mayores fallos y los más importantes logros que has tenido en tus redes sociales, seguro que nos servirán a todos para aprender.