¿Qué preguntar y qué no a un periodista? El artículo de hoy trata de lo que no deberías preguntar a un periodista si quieres mantener una buena relación con él.
Aunque yo podría darte mi visión y experiencia de qué tienes que preguntar a un periodista le he pedido a Natalia Pastor, coordinadora del del área de estrategia en medios de comunicación de la agencia, que escribiera este post.
Ella está en el día a día con la relación de los periodistas, habla a diario con ellos y, por tanto, sabe perfectamente qué frases puedes pronunciar a los periodistas y cuáles no si quieres seguir teniéndoles de tu lado.
Así resume Natalia este post:
¿Me dejas ver lo que vas a publicar?
Crónica de una muerte anunciada en los medios
Te dejo con ella…
Lo que sucede en las redacciones de nuestros periódicos dista mucho de ser lo que las películas y series nos han ‘vendido’ o nos contaron alguna vez.
Especialmente porque en la ficción había algo que en realidad no hay: tiempo. No he visitado tantas redacciones como me gustaría, pero sí he pisado y trabajado en alguna y bien te puedo asegurar que el tiempo dentro de ellas no corre… vuela.
No es -para nada- lo que la famosa serie de Telecinco, ‘Periodistas’, nos contaba cuando éramos estudiantes. No hay tanto tiempo para amor y escarceos entre impresoras, jeje. Vamos, ¡ya no hay ni impresoras!
Quizá por eso, cuando levantamos el teléfono para hablar con los medios, sé que tengo pocos, muy pocos, segundos para captar su interés. Para empezar, porque como cualquier tipo de llamada, suele interrumpir algún tipo de actividad y eso ya nos sitúa en una delgada línea de interés que puede sobrepasarse en cualquier momento.
Probablemente lo enganchemos (al o la periodista) en plena redacción, buscando fuentes para completar un tema, reunido, comunicando o documentándose (en el mejor de los casos). Quizá no haya llegado a la redacción porque ayer ‘cerró’ tarde.
Sea por teléfono, o sea a través de mail, hoy quiero compartir contigo que la relación que se establece desde las agencias de comunicación, los gabinetes de prensa o cualquier otro agente al mando de la comunicación corporativa de una marca, negocio o proyecto se construye con sentido común, transparencia, confianza y, sobre todo, empatía.
Sin embargo, hay frases que pueden hacer desconectar a tu interlocutor en 3, 2, 1… incluso hasta dejarte con la palabra en la boca.
Para empezar, déjame explicar por qué creo que la empatía es un ingrediente básico en esta relación: hay que conocer al interlocutor para articular mejor el mensaje.
¿Qué quiero decir? El periodista es una persona que realiza un determinado trabajo, a menudo bajo presión y con poco tiempo. Suele estar metido en 3.000 temas y recibir una media de 300 mails al día.
Con esta información, evidentemente aproximada pero veraz, quiero que te imagines cómo es su día a día para que cuando levantes el teléfono o envíes un mail, seas consciente de esa carencia de tiempo.
Por lo general, tú te currarás un súper mail con información de interés, bien estructurada y sin una falta de ortografía. Por el contrario, él o ella se limitará a responder con un ok. Si responde. Porque muchas veces no responde.
Vaya por delante que no es personal, es que responder a 300 mails (o haberlos leído) le quitaría tiempo de lo realmente urgente. Su trabajo: la redacción.
Dicho esto, pongamos que ya estáis en contacto. Has enviado un tema, una nota de prensa (aquí te dejo un un artículo de referencia que escribió Eli con 10 palabras a evitar en una nota de prensa) o algún tipo de propuesta con algún enfoque noticiable y ¡eureka! el periodista te ha contactado y pedido más información.
Tres escenarios y tres frases que no debes pronunciar si no quieres dinamitar esa preciosa relación que habéis empezado a construir:
1- ¿Puedes dejarme ver lo que vas a publicar?
Puede que sientas vértigo ante la idea de que un periodista vaya a escribir y publicar algo sobre tu marca o sobre ti y no puedas leerlo con antelación. Pero no, no lo puedes saber y no deberías ni preguntarlo. ¿Por qué? Es de sentido común.
¿Te imaginas que las 80 empresas, fuentes, autoridades o personajes que se mencionan en un medio en un día pidieran lo mismo al medio? Déjame ver… que no me fío mucho. Dejar leer un determinado contenido es dejar la puerta abierta a la edición, corrección, etc. El bucle de los cambios infinito.
Efectivamente… si eso sucediera sencillamente no habría noticias. Todo estaría en permanente revisión. Quítame esto, mejor ponme lo otro. Yo no quería decir esto en realidad, etc. Y eso… eso no es periodismo. Si quieres apostar por este sector (comunicación en medios) debes aceptar estas reglas del juego. Es lo que toca.
Si, por el contrario, quieres tener el control absoluto de la redacción, imagen, etc., entonces mejor contacta con el departamento comercial (publicidad) y deja hacer su trabajo al periodista.
2- ¿Puedes enviarme las preguntas que me vas a hacer?
Mmmmm. Pues mire usted, tampoco. Esta es una pregunta que nos hacen mucho, especialmente entre quienes se enfrentan al directo de radio. Personalmente, me encantaría conocer los contenidos y que nuestros clientes supieran las preguntas de antemano, pero tampoco podemos.
Además, no hace falta alarmarse. Las entrevistas en radio no son la selectividad (bueno, ahora las PAU). Bajo mi punto de vista, creo que hay información mucho más valiosa que unas preguntas. Por ejemplo, podemos escuchar otras entrevistas previas para saber qué tipo de preguntas hacen.
Escuchar o leer nos dará también el tono o estilo con el que el periodista conduce la conversión y que, a menudo, se trata de una conversión distendida en la que no gana el que más sabe sino el que mejor se hace entender.
3- Hola, ¿has recibido mi nota de prensa?
Es una de las frases más pronunciadas y odiadas en las redacciones. ¿En serio? Yo te doy la respuesta: sí, la han recibido. En el 99% de los casos, los mails se reciben. Otra cosa es que se lean. Pero respondiendo a tu pregunta: sí, claro. Recibir, se ha recibido.
Personalmente padezco este ‘mal’ aunque no con la misma frase literal. Son muchas las personas que me llaman o escriben preguntando si he visto o leído esto o aquello.
Sinceramente, cuesta llegar a todo y cuesta responder cuando recibes a diario decenas de mails (recuerda la cantidad que te he comentado antes que recibe de media un periodista).
Pero según saco tiempo, revisamos todo lo que llega y respondemos a todo lo que podemos o nos genera interés, sea por el tema que sea. Lo mismo pasa con el periodista. Si no hoy, mañana. Y si quieres estar seguro, envíame un recordatorio.
Recibir, se reciben. Leer, lo hará cuando pueda. Es más práctico seleccionar un buen asunto que no hacer una llamada estéril que lo único que puede provocar es que el periodista, que no tiene tiempo, termine por meternos en una lista negra.
Pero…,, ¿esto quiere decir que nunca llamáis a redacción? No llamamos para decir frases como esta (obvias). Llamamos para hablar con el periodista y asegurarnos que, en caso de estar muuuuuy seguras de que el contenido le interesa, ha podido echar un vistazo.
No es lo mismo. Llamamos para buscar un feeling, un feedback (y repito, cuando sabemos que el contenido sí o sí encaja), pero no para obtener un respuesta cerrada del tipo: sí, la hemos recibido, o no, no la hemos recibido.
En definitiva, hablar con un periodista no es más que un ejercicio de empatía y sentido común.
Me encantaría saber si ya te has animado a levantar el teléfono y llamar a un periodista, cómo has encarado la conversación y qué respuestas has obtenido.