
La comunicación está en nuestra vida cotidiana.
Situaciones que nos ocurren a diario pueden extrapolarse a tu negocio y aprender de ellas. El mundo que nos rodea está lleno de información que tú puedes usar para hacer crecer tu empresa.
¿Te ha pasado alguna vez que le has pedido un favor a un amigo, a tu pareja o hijo, se lo has explicado detalladamente y el resultado es el contrario de lo que tú querías?
Quizás ahora mismo se te haya marcado una sonrisa en la cara porque te has acordado de alguna anécdota.
Por ejemplo, haces la lista de la compra y le pides a un amigo que va al mercado que te compre 1 kilo de peras y 2 kilos de limones. Hay un número elevado de posibilidades que las peras sean manzanas y los limones fresas.
Es un ejemplo simple, pero creo que casi todos hemos vivido una situación similar.
Podríamos ahorrarnos mucho tiempo y evitarnos inconvenientes si tuviésemos una aplicación que pone tic verde cuando la otra persona ha entendido nuestro mensaje.
Mientras que la desarrollan vamos a tener que optar por mejorar la comunicación en nuestra vida y en nuestro negocio porque las razones son más que consistentes.
Si tu jefe no te explica correctamente cómo tienes que estructurar el informe puede ocurrir que tengas que hacer cambios hasta la saciedad.
A veces solo basta parar 10 minutos y explicar las cosas. Muchas veces nos creemos que por ciencia infusa los demás tienen que saber qué hay en nuestra mente.
Si quieres comunicar correctamente dedica tiempo a que el receptor entienda tu mensaje.
¿Eres tú el que no comunica bien o el receptor el que no entiende el mensaje?
No busques al culpable, no lo hay, porque es cosa de dos. Y como todos somos emisores y receptores de mensajes os recomiendo que a partir de hoy tengáis en cuenta estos 10 tics que os ayudarán a que vuestra vida personal y empresarial sea más fácil.
No te sientas avergonzado cuando no entiendas un mensaje
Cuántas veces has pensado que te están hablando en ruso porque no entiendes nada de lo que están diciendo.
No entiendo por qué nos callamos cuando no comprendemos algo y hacemos como que todo está bien. Si lo piensas durante 2 minutos te darás cuenta que lo has hecho muchas veces.
Por naturaleza tú y todos tendemos a quedar bien, nos cuesta muchísimo trabajo reconocer que no hemos comprendido algo porque creemos que es signo de debilidad o de falta de inteligencia.
Puede que muy pocas veces en la vida te hayas atrevido a decir: “Perdón, ¿me lo puedes repetir’”.
Estás hablando con un colega de trabajo, te comenta el último lanzamiento de la empresa más puntera en tecnología y tiendes a asentir a todo aunque no tengas la más remota idea de lo que te está diciendo. Termina la conversación y acto seguido vas a Google y haces la búsqueda pertinente.
El instinto de supervivencia del ser humano hace que prefieras decir que todo está bien y, después, buscarte la vida.
¿No sería más fácil reconocer que no hemos entendido el mensaje?
Lo que se comunica no sólo debe comprenderse, además, debe ser aceptado
Esta parte me divierte por un lado y me pone nerviosa por otra.
Todos hemos participado en este juego de comprensión – no aceptación.
Quizás ahora tú eres el que piensa que te hablo en ruso pero con un ejemplo lo vas a entender perfectamente.
Imagínate que vuelves a tener 7 años. Tu madre te pide que recojas todos los juguetes, tú lo has entendido perfectamente pero sabes de sobra que no lo piensas recoger aunque a ella le has dado un “vale” por respuesta.
Sabes qué te están pidiendo, lo comprendes pero en el fondo niegas aceptarlo.
Ahora voy con un ejemplo de mayores. Tu jefe te dice que el informe tiene que estar listo en 1 hora. Le dices que sí, pero sabes que es materialmente imposible. Lo vas a intentar con toda tu energía pero los milagros no existen, aunque no eres capaz de decirle la imposibilidad porque pretendes que se de cuenta por sí mismo que lo que te pidió sin pensarlo dos veces.
Ten una actitud adecuada
Uno de los principales obstáculos de la comunicación es la actitud del emisor y la del receptor.
Un empresario arrogante transmitirá arrogancia en sus mensajes. Tú como empleados no lo recibirás con suma amabilidad. Esta actitud puede causar resentimiento y será un muro para la comunicación.
Si das una orden a un empleado y estás enfadado porque su último trabajo no ha cumplido tus expectativas recibirá el mensaje con rabia y conseguirás mermar su motivación.
Deja atrás los prejuicios
Partimos de la base de que todos tenemos prejuicios. Es algo que aunque intentemos evitar no podemos conseguirlo. Nos cuesta.
Los sesgos entran en juego tanto a la hora de emitir como recibir un mensaje.
Prestas más atención a las ideas de alguien que te agrada y a quien respetas. Y tienes a excluir las aportaciones de personas que no te gustan.
Las percepciones se convierten en realidades en nuestra mente.
Sé consciente de tu estado emocional en todo momento
Todos tenemos días malos. Cuando nos levantamos con el pie izquierdo estamos condicionados a admitir en mejor o peor grado un mensaje.
Si has dormido poco y te sientes cansado es muy probable que cuando te llegue un mensaje quizás no lo retengas de la forma adecuada.
Si te acabas de quedar en paro y llega tu mejor amigo comunicándote que acaba de ser ascendido quizás cuando recibes la noticias no expresas un gran entusiasmo.
Cultiva la diplomacia
Respirar, respirar y respirar.
Si quieres que tu público reciba los mensajes de forma adecuada no optes por la acritud ni la crispación.
La diplomacia, la cortesía y el tacto juegan a favor de la eficacia de la comunicación.
Una práctica perjudicial es dirigirte a un empleado o a un proveedor con un tono agresivo.
Si has hecho un pedido de tarjetas de visita y te las entregan en el papel equivocado, enfadarte y gritarle al propietario de la imprenta no te va dar los resultados esperados porque recibirás posiblemente una respuesta en el mismo tono.
Si quieres que la comunicación fluya, sé respetuoso, ármate de paciencia con tus empleados y sonríe todo lo que puedas.
Aprende a escuchar mejor
Una de las prácticas más habituales para aprender a escuchar mejor es hacer preguntas.
Si no entiendes el mensaje, pregunta.
Si crees que has comprendido el mensaje pero aún te falta información, pregunta.
Perfeccionar nuestra capacidad de escucha es importante en todas las conversaciones.
Transmite confianza y convicción
Si titubeas vas a conseguir que la mente del receptor también titubee.
Si quieres que un mensaje sea transmitido con eficacia debes estar seguro de ti mismo, debes creer en tu discurso y debes transmitir convicción.
Si estás en una presentación y te tiembla la voz tu discurso no llegará con efectividad. El público estará más pendiente de tu nerviosismo o inseguridad que de tu speech.
Si quieres que tu empleado haga un informe de 10 debes transmitir las instrucciones con convicción.
Cuida la comunicación no verbal
Tú también tienes tus propios gestos no verbales que muestran tu seguridad o tu inseguridad.
Aunque no puedas apreciarlo, tu cuerpo habla estrepitosamente, la mente no está entrenada para controlarlo y, a veces, nos juega malas pasada.
¿Por qué pones esa cara?
A veces ni siquiera has abierto la boca pero todo el mundo conoce tu reacción.
Sé Conciso y claro
Lo bueno, si es breve, dos veces bueno.
Cuánto os cuesta aplicar este principio. Tendemos a dar sobreinformación con la intención de demostrar cuánto sabemos sobre una materia o para intentar vender un producto.
Trabaja tu mensaje de marketing y tus ideas e intenta resumirlas a la máxima expresión.
Todos tenemos muy poquito tiempo y la gente te agradecerá la concisión.
Recuerda que las RRPP son la herramienta perfecta para comunicar de un modo eficaz, coherente y respetuoso.
¿Escribes como hablas?
Tienes una forma de comunicarte con tus hijos, con tu madre, con tus empleados y con tus lectores.
Tienes que adaptar el mensaje al público al que te enfrentes, pero siempre tienes que ser tú.
Tu personalidad marcará tu estilo de comunicación.